Escuchar: un ejercicio saludable, enriquecedor y solidario.


Saber escuchar ayuda a la persona que nos habla a sentirse respetada, acogida. Mientras escuchamos estamos creando un espacio de interrelación, un puente emocional de conexión.

Una buena escucha ofrece la posibilidad a la persona que nos está hablando de comunicar y expresar sus pensamientos, sus emociones y sus sentimientos. Adoptar una actitud de escucha es apartar nuestros pensamientos y concentrarnos en las expresiones del otro. Toda la energía la ponemos en las necesidades de la otra persona, lo que la hace sentirse reconocida y estimada. Es lo que se denomina una caricia emocional.

Diferencia entre Oir y Escuchar

En la vida cotidiana, muchas personas utilizan los términos «escuchar» y «oír» como si fueran sinónimos, pero en realidad, representan dos procesos muy diferentes. Comprender esta diferencia puede mejorar significativamente nuestra comunicación y fortalecer nuestras relaciones interpersonales.

¿Qué significa oír?

Oír es un proceso pasivo y fisiológico que ocurre cuando el sonido llega a nuestros oídos. No requiere esfuerzo consciente, simplemente sucede. Por ejemplo, podemos oír el ruido del tráfico, la música de fondo en un restaurante o una conversación en la calle sin prestarles atención. Es decir, oír es recibir estímulos auditivos sin interpretarlos ni darles significado

¿Qué significa escuchar?

Escuchar, en cambio, es un proceso activo que requiere concentración, atención y esfuerzo mental. Cuando escuchamos, no solo percibimos los sonidos, sino que también los procesamos e intentamos comprender su significado. Escuchar implica interpretar emociones, captar matices y responder de manera adecuada.

Por ejemplo, cuando alguien nos cuenta un problema y realmente queremos ayudar, no solo oímos sus palabras, sino que prestamos atención a su tono de voz, su lenguaje corporal y su estado emocional para entender el mensaje completo.

¡Ejercitemos la habilidad de saber escuchar!

Escuchar es una habilidad esencial para la comunicación efectiva. Cuando realmente escuchamos a los demás, fortalecemos nuestras relaciones, mostramos respeto y evitamos malentendidos.

Es un ejercicio saludable, enriquecedor y solidario, sobre todo en una sociedad en la que hay muchas personas que necesitan ser escuchadas.

Scroll al inicio